Cuando diseñamos la cartera de productos para acompañar a la carne, tales como el vino, las sales, los aceites de oliva, los mandiles, las tablas de madera, etc. pensamos en todos aquellos productos que nunca faltan en el momento de cocción o de degustación de un buen trozo de carne.
Pero también tenemos el asado. En este ritual de cocción a las brasas, con amigos, alrededor de la parrilla, contando historias, disfrutando de un buen vino “La Puerta” hay un utensilio que nunca falta “El Cuchillo”.
“El Cuchillo”, fue quizás el primer utensilio que el hombre incorporó para satisfacer sus necesidades de alimentación, de caza, de defensa. A lo largo de la humanidad, las diferentes civilizaciones lo han tenido como protagonista.
Que decir de la relación del Gaucho (Personaje de la pampa argentina) con el cuchillo. Era su elemento de trabajo, su utensilio para cortar la carne para alimentarse, y su arma para la defensa o la pelea.
El Cuchillo, muy presente en la obra de Borges. Textos como por ejemplo el que nos relata en la famosa milonga de “Jacinto Chiclana”:
No veo los rasgos. Veo
Bajo el farol amarillo,
El choque de hombres o sombras
Y esa víbora. El cuchillo.
Claro estaba que el cuchillo no podía faltar en la oferta de productos de Fundo Noemiro.
Y así fue, que comenzamos la búsqueda de cuchillería artesanal de primera calidad. En este derrotero, y luego de consultar a diversos artesanos, me encuentro con hoy ya un amigo:
Alejandro Quiroz (Alias el Gauchito), Cuchillero Artesanal del Paraje “Las Delicias”, Federal, provincia de Entre Ríos (Argentina).
En una siesta entrerriana de 36 grados, sentados sobre unos bancos de madera, en el patio de la casa de Alejandro, a la sombra de un tala, mientras compartíamos unos amargos, Alejandro, acompañado de Ofelia (su esposa), nos relataba a Adriana (mi esposa) y a mí su historia:
“No sabes Che Reinaldo.
Yo nací aquí en las “Delicias”, un paraje rural, muy pobre, donde el hambre y la miseria vivía con nosotros, en donde no teníamos presente ni futuro.
Hasta que un día llego al paraje, Carlos Schaffer, un vecino de Buenos Aires, que ante la presencia de semejante pobreza, se propuso enseñarnos el oficio de cuchillero artesanal.
El señor Schaffer nos empezó a enseñar el oficio a los más chicos, sin cobrarnos un peso, pero con una condición: “Debíamos ir a la escuela”. Ir a la escuela, era el único requisito que se nos pedía para que nos enseñara el oficio.
Así fue, que aprendí el oficio. Y como yo, el resto de los gurises (niños) Hoy en las Delicias, somos unas 200 familias y todos vivimos de la cuchillería artesanal.
Gracias al señor Schaffer y al oficio de cuchillero artesanal, tengo mi trabajo, mi casa, mi familia y mis hijos van a la escuela, y luego irán a la universidad, porqué queremos que tengan un futuro mejor”
Desde ese día, Alejandro nos provee los cuchillos artesanales que tenemos en nuestra lista de productos, ya sea para la venta, como así también, en el programa de puntos.
Para nosotros es una gran satisfacción poder poner a vuestro alcance unos productos con semejante historia de vida.
Esperando que hayan disfrutado de esta historia tanto como yo, les mando un fuerte abrazo
Hasta la próxima
Reinaldo